La Iglesia dice que el Estado se retiró de los barrios populares y advierte que ello “abre paso al avance del narcotráfico”

La Iglesia denunció “con preocupación y dolor” lo que considera “la retirada del Estado” de las villas y barrios populares, porque “abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de ‘Estado paralelo’”. A la vez que les pidió a las autoridades nacionales, provinciales y municipales que apoyen con los recursos a quienes trabajan en el terreno previniendo las adicciones y asistiendo a los adictos.
En una declaración con motivo de la Jornada Mundial contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se cumplirá este miércoles, la Conferencia Episcopal destaca la labor de la Iglesia con organizaciones de la sociedad civil en esta problemática. Y advierte que “desfinanciar sus obras, demorar la ayuda o relegarlas a la buena voluntad de voluntarios agotados, es una forma indirecta de condenar a muchos a la muerte”.
Una de las principales preocupaciones de la Iglesia es que el gobierno haya desfinanciado al Fondo de Integración Socio Urbana (FISU) -fruto de un amplio consenso en el Congreso durante la presidencia de Mauricio Macri- que llevaba adelante obras como cloacas y luz eléctrica segura a las villas y barrios populares de todo el país, más allá de que valoran el aumento del monto de la AUH y la Tarjeta Alimentar
“La Iglesia en la Argentina reafirma su compromiso en la lucha contra el flagelo del narcotráfico y el consumo de drogas, una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de extrema pobreza”, comienza diciendo el pronunciamiento del organismo que agrupa a todos los obispos del país. Añade que “esta realidad nos duele y nos interpela: ¡No podemos naturalizarla!”.
Puntualiza que “desde hace años, comunidades eclesiales de todo el país (parroquias, capillas, Hogares de Cristo, Centros Barriales, Cáritas, Fazendas de la Esperanza y otras obras donde se comparte el trabajo con organizaciones de la sociedad civil), acompañan de manera silenciosa, cercana y constante a quienes han caído en la adicción y buscan una salida”.
“Pero vemos con preocupación y dolor -afirma- que la retirada del Estado de esos ámbitos abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de “Estado paralelo”, donde los narcos ofrecen a los jóvenes una vida corta pero aparentemente mejor, y esto a cambio de su dignidad, su libertad y, muchas veces, su vida”.
Puntualiza que “la prevención y la educación son pilares irremplazables en esta lucha, concretados en espacios de contención, escucha y formación. Por eso es urgente y necesario que las autoridades nacionales, provinciales y municipales, reconozcan y sostengan el trabajo que ya se realiza en el territorio, aportando los recursos necesarios para potenciarlo y ampliarlo”.
“Sin una presencia constante del Estado y el compromiso de toda la sociedad en la formación de nuestros niños, niñas y adolescentes, estaremos siempre corriendo detrás del problema”, advierte.
En ese sentido, señala que “no se puede seguir esperando que quienes acompañan a los jóvenes más rotos lo hagan sin recursos. La entrega gratuita de tantos voluntarios es muy valiosa, pero debe ser complementada con equipos que puedan dedicarse a tiempo completo, y eso requiere financiamiento”.
Subraya que “allí donde hay una comunidad que acoge y contiene, hay posibilidad de renacer. La recuperación no es un camino solitario: se sostiene en vínculos, en el abrazo de una red fraterna, en la pertenencia. Por eso es fundamental cuidar y fortalecer estas comunidades que salvan vidas todos los días”.
“Sin el compromiso económico del Estado, esta ardua tarea no se sostiene. Y si esta tarea cae, no habrá quien reciba a los que tocan fondo buscando una segunda oportunidad”, asevera.
Los obispos hacen una interpelación: “A quienes tienen responsabilidades de gobierno, les pedimos: ¡Escuchen el clamor de los que luchan por salir del consumo! ¡Vean el dolor de familias y comunidades que están destrozadas por este flagelo!”.
“Finalmente, queremos reiterar nuestra gratitud a todos los que trabajan cada día, con fe y esperanza, por rescatar a hermanos y hermanas del consumo de drogas. No están solos. En sus gestos cotidianos de amor y servicio se encarna el Evangelio”, reconocen.
Concluyen con un mensaje a los adictos: “Especialmente, queremos decirles a quienes están atravesados por este drama de la drogadependencia, que como Iglesia no nos resignamos a perderlos”.
“Porque creemos en Cristo, confiamos en la fuerza transformadora del amor, del encuentro y de la comunidad. No se desanimen. Pidan ayuda. No dejen de llamar a la puerta de todos cuantos queremos ayudarlos”, finalizan.
Fuente: www.clarin.com